sábado, 13 de julio de 2013

COMERCIO ENTRE ESPAÑA Y AMÉRICA
El comercio de América con Europa no fue libre, tampoco lo fue entre una y otra región de América. 

El monopolio comercial es el control exclusivo por parte de una metrópoli (país dominante, en este caso España) del comercio de otro país o región, comúnmente una colonia (país dominado, en este caso América).
Veamos un esquema sobre las relaciones comerciales permitidas y prohibidas, con un ejemplo que nos aclare las cosas:

Para controlarlo mejor España autorizó sólo cuatro puertos en América que podían comerciar con España: La Habana, Veracruz, Cartagena y Portobello. Los puertos de Cádiz y Sevilla eran los únicos habilitados en España. Con esto intentaban impedir que otros países europeos se aprovecharan de todos los productos que América podía vender (sobre todo oro y plata), así como de todos los productos que América necesitaba y podía comprar. A esto se le llamaba sistema de puertos únicos.
España enviaba desde 1564 dos flotas de barcos por año a América. La primera iba a Veracruz, parando antes en La Habana, la otra iba a Cartagena y luego a Portobello. Desde Portobello se llevaban los productos hacia el sur, por mar hasta El Callao y sobre burros cruzando los Andes hasta Buenos Aires. Una vez que se repartían los productos llegados, se esperaba para cargar todos los productos que América enviaba a España, que venían de los diferentes puntos del continente. Tras esto las dos flotas emprendían juntas el regreso a España. A esto se le llamaba sistema de flotas y galeones.

Hay dos problemas en este sistema. El primero es que los productos que venían de España y tenían que hacer el largo viaje por mar y tierra hasta las tierras más lejanas (como Buenos Aires) llegaban muy deteriorados, en mal estado, y muy caros, porque tenían que pagar a todos los intermediarios que los llevaban de un lugar a otro. El segundo problema es que si bien llegaban caros, ya eran caros cuando salían de España: es que España no tenía muchas industrias o producción de artesanías, y por lo tanto lo que iba a vender a América a su vez lo debía comprar a otros países de Europa, como Inglaterra.

España creía que la riqueza se basaba en acumular metales preciosos (oro y plata), por lo cual trataba de evitar que cualquier otro país lograra llevar manufacturas a América para cambiarlas por oro o plata. En cambio, otros países como Francia e Inglaterra creían que la base de la riqueza estaba en la tierra o industria, en la producción de alimentos y manufacturas: estos países eran los que vendían a España lo que España a su vez consumía y vendía a América, y a largo plazo se quedaba con el oro y la plata pues España pagaba con eso los alimentos y las manufacturas.


Si bien España prohibía el comercio de América con otros países europeos, tanto los europeos como los americanos buscaban las formas de burlar el control. A ambos (americanos y europeos no españoles) les servía comerciar entre sí: los americanos recibían mejores y más baratos productos, los europeos no españoles (franceses, holandeses, portugueses, ingleses) sacaban buena ganancia con las ventas. Es así que el contrabando (el comercio prohibido) era algo bastante común.

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